La misión Capuchina en la época del Vicariato Apostólico (1930-1970)
Vicariato del Caquetá.
El 26 de mayo de 1930 el Papa Pio XI creó el Vicariato Apostólico del Caquetá y el 11 de junio del mismo año nombró al padre Gaspar de Pinell Vicario Apostólico, que ordenado sacerdote en Pasto, había ejercido su ministerio sacerdotal en Puerto Asís y Florencia. Recibió su ordenación episcopal el 26 de octubre en la que retomo el nombre de pila: Gaspar Miguel Monconill. Se posesionó el 10 de diciembre en el Vicariato en la cuasiparroquia de Santiago. Estuvo como Obispo del Vicariato hasta el momento de su muerte, el 27 de febrero de 1945, en Florencia – Caquetá, lugar que escogió para pasar sus últimos días. Dejando una obra pastoral que cuenta con toda una organización estructural civil y eclesiástica: hospitales, orfanatorios, internados, escuelas, colegios, parroquias, etc.
Vicariato de Sibundoy.
El 10 de abril de 1947 el Papa Pio XII nombró Vicario Apostólico del Caquetá al padre Placido de Calella (Placido Camilo Crous), que llevaba trabajando en el Vicariato desde 1923. Fue consagrado el 6 de julio en la Catedral Primada de Bogotá.
Poco tiempo después de su nombramiento, en febrero de 1951, la Santa Sede decretó la separación del Vicariato del Caquetá en tres jurisdicciones eclesiásticas: Vicariato Apostólico de Sibundoy, Vicariato Apostólico del Caquetá y Prefectura Apostólica de Leticia, con esto quedo mucho más reducido el territorio de pastoreo de Mons. Placido.
Estos fueron llamados los años dorados de la evangelización capuchina. Fue un período en el que ya estando en su mayoría las parroquias estructuradas, los sacerdotes se dedicaron sobre todo al pastoreo, guiados por la Acción Católica, como sistema pastoral y evangelizador, que en este tiempo llegó a estar muy bien organizado y estructurado, articulando los diferentes aspectos de la pastoral.
En el Capítulo Provincial de 1966 la Provincia Capuchina de Cataluña, decide dejar la misión del Putumayo, por falta de personal y para atender mejor la Prefectura Apostólica de Leticia en el Amazonas. En septiembre del 68, llegaron los primeros seis redentoristas al Vicariato y así poco a poco durante los siguientes años fueron llegando más redentoristas para tomar ellos las riendas del Vicariato. El 28 de agosto de 1970, Mons. Placido entregó el Vicariato y viajó a España, con tristeza, pero a la vez con la alegría del deber cumplido, pese a las calumnias que personas sin conocimiento levantaron en contra de la misión. Dejaron los capuchinos en el Putumayo una Iglesia particular madura y estructurada, con una evangelización viva y activa.
La llegada de los Misioneros Redentoristas
El 3 de marzo de 1971 la Santa Sede nombró al padre Ramón Mantilla Duarte, Vicario Apostólico de Sibundoy. Fue el primer obispo redentorista colombiano, recibió la ordenación episcopal el 13 de marzo y el 25 tomó posesión canónica en Sibundoy.
Los redentoristas recibieron una Iglesia bien constituida y organizada. En los primeros años de su misión mejoraron, reconstruyeron y construyeron muchas casas curales y templos parroquiales. Fue una época en que predominó “el cemento y el ladrillo”, pues se dedicaron a hacer muchas construcciones.
Mons. Mantilla pastoreo en el Vicariato hasta el 27 de mayo de 1977 cuando partió para la Diócesis de Garzón para donde había sido designado como Obispo en abril de ese mismo año.
El 27 de febrero de 1978 el padre Arcadio Bernal fue nombrado Vicario Apostólico de Sibundoy. Fue ordenado Obispo y a la vez posesionado en la Catedral de Sibundoy el 15 de abril del mismo año.
Cuatro datos históricos importantes a tener en cuenta y que influyeron grandemente en la labor evangelizadora: primero que entre 1977 y 1978 se vincularon al Vicariato 6 nuevas comunidades religiosas, algunas para tomar el puesto de otras que por diversas circunstancias salían del Vicariato, y otras para iniciar nuevos servicios pastorales: Misioneras de la Inmaculada Concepción en Puerto Asís, Hermanas de la Caridad de Santa Ana en Villagarzón, Hermanas Vicentinas en Santa Rosa Cauca, Misioneras de María Corredentora en la Dorada, Hermanas Dominicas de la Presentación en Puerto Umbría y Mayoyoque y la Sociedad de Belén en Puerto Guzmán. Segundo dato histórico a resaltar es que en 1987 se crea el Vicariato de San Vicente – Puerto Leguizamo, lo que aliviana geográfica y pastoralmente el trabajo del Vicariato de Sibundoy.
Un tercer dato histórico es que durante el periodo de Mons. Bernal se acrecentaron considerablemente las sectas protestantes y comenzaron a actuar con fuerza en el territorio la guerrilla y el narcotráfico. Sobre todo, estas dos últimas influyeron grandemente en la tarea evangelizadora, pues se convirtieron en un grande obstáculo por sus prohibiciones, instigaciones, en ciertos momentos hasta amenaza a algunos sacerdotes, persecución a la Iglesia y finalmente por el desorden moral y social que traen consigo.
Un cuarto dato histórico importante es la explotación del petróleo y la invasión de muchas tierras en el bajo Putumayo, trajo consigo el aumento de la población, el nacimiento de nuevos poblados y el crecimiento de la población rural, lo que implicó una multiplicación de los servicios pastorales y el nacimiento de nuevos centros parroquiales.
También es importante resaltar que en este periodo la educación dejo de ser una estrategia evangelizadora, pues la tomó el gobierno civil, el Vicariato sólo dirigía lo que se llamó la “educación contratada”.
En 1990 Mons. Bernal es trasladado a la sede episcopal de Arauca, cumplidos 12 años de pastoreo espiritual en el Putumayo.
El 5 de abril de 1991 el padre Fabio Morales es nombrado Vicario Apostólico de Sibundoy, es el tercer obispo redentorista. El 15 de junio recibe la ordenación episcopal en la Basílica de Buga y el 19 de julio hace su posesión en la Catedral de Sibundoy. Llega al Putumayo en un momento en que el narcotráfico, la guerrilla, la corrupción política y el proselitismo protestante están haciendo de las suyas.
Como dato particular, los primeros dos años de episcopado de Mons. Morales, estuvieron marcados por ordenaciones diaconales y presbiterales, de un buen grupo de jóvenes, casi todos de la región. Era una cosa que se vivía por primera vez en el Vicariato, el hecho de poder ordenar un grupo tan grande, desafortunadamente la mayoría de éstos ya no ejercen el sacerdocio o trabajan en otras Diócesis.
Con Mons. Fabio y la ordenación de sacerdotes propios del Vicariato, inicia también la retirada de los misioneros redentoristas, que comienzan a disminuir en número, en cuanto a su presencia en el Vicariato.
Mons. Morales tuvo que emprender diversas dificultades con las comunidades indígenas de Mocoa y Sibundoy, pues los indígenas azuzados por oscuras fuerzas subversivas se fueron en contra de la Iglesia, al punto que arrebataron al Vicariato gran parte del poco terreno que no había arrebatado el Incora, y con el que se sostuvieron desde el tiempo de los Capuchinos diversas obras sociales.
La Diócesis Mocoa – Sibundoy.
El 29 de octubre de 1999, el Vicariato Apostólico de Sibundoy es elevado a la categoría de Diócesis, con el nombre de Mocoa Sibundoy, quedando como primer Obispo diocesano, Mons. Fabio de Jesús Morales, que hasta entonces había sido Vicario Apostólico.
El 15 de enero del año 2004 en la Catedral Sal Alfonso María de Ligorio de Sibundoy, toma posesión como nuevo Obispo de la Diócesis, Mons. Luis Alberto Parra Mora, que permaneció como pastor de esta Iglesia particular hasta el año 2014. Durante un año estuvo como administrador apostólico Mons. Iván Marín López, Arzobispo de la Arquidiócesis de Popayán.
El 15 de octubre de 2015 fue nombrado por el Papa Francisco como obispo de Mocoa-Sibundoy Mons. Luis Albeiro Maldonado Monsalve, recibió la ordenación episcopal el 3 de diciembre del mismo año y tomó posesión de la Diócesis en la Catedral San Miguel Arcángel de Mocoa, el 15 de este mismo mes.